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Cuando dudar:
– Cuando el Maestro no está respaldado por organismos oficiales y/o Maestros de talla reconocida.
– Cuando el maestro por medio de la exhibición se recrea frecuentemente en su lucimiento personal, careciendo de humildad, y ocultando a través de la pedantería, desdén o egolatría, su propia ignorancia.
– Cuando el maestro no demuestra una educación ejemplar o toma decisiones deportivas y morales poco racionales. En general, cuando su comportamiento es poco ortodoxo.
– Cuando el maestro habitualmente se demora en las clases o acostumbra con asiduidad a no ir a ellas.
– Cuando el maestro se expresa con poca claridad, no siendo asimiladas con facilidad sus teorías o explicaciones.
– Cuando el maestro actúa sin respetar la etiqueta dentro y fuera del Dojo. Un verdadero Maestro, lo es, dentro y fuera del Dojo.
– Cuando el maestro quiere adquirir el respeto por la fuerza (maltratando o golpeando al alumno), tratando de intimidarlo de esta manera para demostrar su superioridad.
– Cuando el maestro permite excesos de confianza provocando situaciones límites y vulgares.
– Cuando el maestro, como norma, generaliza sus clases sin tener en cuenta las condiciones físicas y grados de los alumnos.
– Cuando el maestro es incapaz de seguir un método pedagógico ordenado. Todo buen sistema de enseñanza necesita fundamentarse en los principios del saber, para escalar con la garantía de no desandar lo andado.
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Recomendaciones:
– Nunca elegiremos a un maestro únicamente por la simple razón de que éste se encuentre cerca de nuestra casa.
– Antes de matricularse, vea, e incluso participe (si se lo permiten), en dos o tres clases, y observe el desarrollo de las mismas, y si hay seriedad en ellas.
– Es aconsejable antes de inscribirse, dialogar con el que va a ser nuestro Maestro, valorando la entrevista en relación de las exigencias de cada uno.
– Siempre y cuando sea posible, no debe influir el factor económico. Este condicionante no sólo nos perjudicará en nuestra preparación, sino que además, a largo plazo nos resultará mucho más costoso.
– No son abundantes los instructores que con pocos años de práctica enseñen notablemente, por lo que se recomienda que el Maestro tenga unos diez años de experiencia en la práctica del Arte Marcial.
– Los Danes, o grados, no deben servir de base para elegir el Maestro. Aunque en muchos casos sí coinciden la graduación con el nivel, lamentablemente, en otros muchos no tienen ninguna relación. Esta incongruencia, se debe a las malas gestiones políticas de algunos gobernantes, y/o a la autoconcesión de grados a sí mismos.
– No cometa el desacierto común de elegir a un Maestro por sus rasgos orientales, ya que tanto en Oriente como Occidente hay buenos y malos maestros.
– No regatee tiempo ni esfuerzo a la hora de seleccionar un Maestro. No olvide que una elección precipitada puede conducir en muchos casos a decisiones erróneas.
– Una vez que hayamos elegido al Maestro, recuerde que el éxito para progresar está en la continuidad con el mismo. Procure evitar cambiar por cambiar, pues las discrepancias que hay en los métodos de enseñanza pueden confundir al alumno e incluso hacer que éste deje la práctica.
– Cuando confíes en un Maestro, respétale, síguele en sus enseñanzas. Él te guiará por el fascinante camino de la práctica de tu Arte Marcial. Sé constantemente agradecido, pues la transmisión de sus conocimientos es de un incalculable valor.